En Presencias Dasarraigadas, la danza creada está intimamente ligada a los elementos constitutivos del cuerpo humano, la piel, la respiración, los latidos del corazón. Apoyándose en esos dos ejes, la danza viaja entre suspensión interior y espirales.
La búsqueda de la verticalidad del cuerpo se desarrolla en estrecha relación con la vertical del espacio en una acumulación y sucesión de estratos que van de abajp hacia arriba.
En cada una de las etapas de esta progresión, el cuerpo halla en su posición singular, con cara en el humus o encaramado en una rama, un estado tan profudamente ligado al entorno como a su sensación.
Entre fragilidad e ingravidez, los cuerpos se funden y se distinguen en el seno del espacio natural utiizado. La danza se revela, ligera y poderosa, danso una visión sensible y poética de nuestra relación al mundo.
Presencias Desarraigadas se contruyen a partir de elementos compuestos en forma de solo, duo o trio, e incluso mayores.
Dichas piezas preexistentes se recomponen según los lugares propuestos sean circonscritos o en forma de recorrido, al mismo tiempo que guardan su propia identidad: se conserva así la unidad coreográfica del conjunto.